Independientemente de lo que piensen los cr�ticos en el pa�s y en el extranjero, el "incremento" que el presidente Bush est� planeando para Iraq es m�s que un aumento de las tropas en una nueva estrategia regional de alto riesgo. Es cierto que el plan de Bush resultar� insuficiente y llegar� demasiado tarde para estabilizar Iraq. Pero le ofrece a Estados Unidos algunos beneficios de largo plazo en la batalla regional con Ir�n pof obtener influencia.
En el centro de la nueva estrategia de Bush est� la decisi�n de conducir la lucha directamente hacia la milicia m�s poderosa de Iraq, el ej�rcito Mahdi. Bajo el control nominal del cl�rigo militante Moqtada al-Sadr, el grupo se ha convertido en la fuerza de combate m�s grande y mejor armada de Iraq y tiene su propia agenda pol�tica y de seguridad.
El ej�rcito Mahdi ya ha intercambiado fuego con las tropas estadounidenses, particularmente durante las duras batallas por el control de las ciudades meridionales de Iraq de Najaf y Karbala en 2004. Esas confrontaciones terminaron con una especie de tregua -aunque han continuado las escaramuzas-porque las fuerzas estadounidenses se muestran reacias a luchar contra los insurgentes sunitas y los milicianos chi�tas al mismo tiempo.
El Primer Ministro iraqu�, Nouri al-Maliki, tambi�n ha estado renuente a atacar al ej�rcito Mahdi, principalmente porque el apoyo de los parlamentarios leales a Sadr es crucial para su supervivencia pol�tica. Ahora, en lugar de esperar a que Maliki act�e, las fuerzas estadounidenses parecen estar listas a hacer el trabajo por s� mismas.
Si logran reducir significativamente la fuerza de la milicia, o al menos limitar su influencia a los barrios bajos de Bagdad, el gobierno iraqu� tendr� una oportunidad algo mejor de desarrollar una fuerza de seguridad cre�ble y Bush podr� proclamar cierto �xito. Como m�nimo, la nueva estrategia reconoce que el desaf�o m�s grave para la estabilidad a corto plazo proviene de las milicias en general y del ej�rcito Mahdi en particular.
Por otra parte, est� tambi�n el conflicto m�s amplio y creciente con Ir�n. La ret�rica oficial reciente de los Estados Unidos y sus acciones en el terreno incluyendo el arresto de cinco iran�es en Irbil a principios de enero y la autorizaci�n dada por Bush para utilizar fuerza letal contra los iran�es que amenacen la seguridad de Iraq o a las tropas estadounidenses-refleja un enfoque mucho m�s proyocador hacia la influencia de Ir�n al interior de Iraq. Pero tambi�n indica el reconocimiento de que los esfuerzos de Ir�n por ampliar su influeneia regional plantean el mayor desaf�o a la estabilidad de largo plazo del Medio Oriente.
Ciertamente, es muy poco probable que la nueva estrategia de Bush ayude a evitar, que los iraqu�es caigan en una guerra civil sectaria. Un incremento temporal de 16% de las tropas sencillamente no es suficiente para lograr ese objetivo. Bush insiste que pronto habr� suficientes tropas en el centro de Iraq para "conservar" las zonas arrebatadas a las milicias y los insurgentes. Pero, �por cu�nto tiempo? �Un meses? ^Cuatro meses? �Tres a�s? Las tropas estadounidenses saldr�n en alg�n momento, y todas las partes relevantes -el gobierno de Maliki, las milicias chi�tas, los insurgentes sunitas. Ir�n y los vecinos sunitas de Iraq-lo saben. S�dr sencillamente puede retroceder y esperar a que los estadounidenses se vayan.
Adem�s, cualquier soluci�n viable en Iraq requiere de un acuerdo pol�tico entre los iraqu�es, que a su vez depender� de la voluntad que tengan para negociar. Se deben redactar leyes que garanticen un reparto justo de los ingresos petroleros de Iraq, y todas las facciones deben confiar en que lo que se acuerde se aplicar�,. Es necesario convencer a los sunitas de que ni su condici�n minoritaria ni su antigua participaci�n en el partido Ba'ath de Saddam Hussein los excluir�n de la vida pol�tica y econ�mica.
Pero ahora los sunitas y los chi�tas se est�n matando entre s� en cantidades cada vez mayores y la nueva agresividad de las fuerzas estadounidenses har� que los acuerdos sean casi imposables. No es realista esperar que los pol�ticos iraqu�es hagan sacrificios sustanciales mientras sus electores luchan contra los estadounidenses y entre s�.
Por �ltimo, la estrategia de Bush ya encara retos en casa. Pocos estadounidenses -y por lo tanto pocos legisladores estadounidenses-tienen mueha confianza en el liderazgo de Bush en cuanto a Iraq. Si la nueva estrategia no produce resultados positivos y tangibles en unos cuantqs meses, el continuo redoblar de los tambores que piden el retiro de las tropas ser� ensordecedor. Un aumento brusco de las bajas estadounidenses reforzar�a la presi�n para salir.
Con todo, la nueva estrategia tiene algunos beneficios. En primer lugar hace a un lado a Maliki, lo que significa que �ste saldr� menos da�ado pol�ticamente que si se le identificara directamente con los ataques estadounidenses contra los chi�tas iraqu�es. Las acciones estadounidenses provocar�n criticas en el sentido de que Maliki es impotente o un t�tere de los Estado Unidos, pero esas acusaciones ya se han hecho. Nada podr�a ser peor para Maliki que autorizar expl�citamente los ataques contra las milicias chi�tas, y la supervivencia a corto plazo de su gobierno es fundamental para que se logren avances en los desaf�os pol�ticos a que se enfrentan todas las facciones iraqu�es.
En segundo lugar, la nueva estrategia mantendr� en retirada al ej�rcito Mahdi.
La milicia de Sadr amenaza con convertirse r�pidamente en el equivalente de Jezbol� en Iraq: un ej�rcito privado bien armado, con v�nculos pol�ticos y una pol�tica exterior propia. Mientras m�s puedan desgastar las fuerzas estadounidenses la posici�n del ej�rcito Mahdi y obligar a Sadr a dar pasos pol�ticos para mantener su prestigio, m�s d�bil ser� la milicia en relaci�n con otras fuerzas en Iraq despu�s de que las tropas de los Estados Unidos regresen a casa.
Por �ltimo, dar la pelea directamente contra la milicia chi�ta m�s poderosa de Iraq y los iran�es que est�n en el pa�s alinear� mucho m�s a los Estados Unidos con sus aliados �rabes sunitas tradicionales -Arabia Saudita, Egipto, Jordania y los Estados del Golfo. Los gobiernos �rabes han estado particularmente irritados por el caos que impera en Iraq, temen que los Estados Unidos abandonen a la minor�a sunita a la merced no tan generosa de los chi�tas vengativos y expresan una preocupaci�n creciente de, que la guerra ha permitido que Ir�n extienda la influencia chi�ta por todo el Medio Oriente.
Cuando Iraq se venga abajo, como parece inevitable ahora, los Estados Unidos necesitar�n a todos los amigos que puedan conseguir en la regi�n, sobre todo a medida que se intensifiquen la batalla con Ir�n por la influencia regional y el conflicto por su programa nuclear. A falta de otra cosa, tener un enemigo com�n ayudar� a los Estados Unidos y sus aliados �rabes a restablecer los nexos da�ados.
[Author Affiliation]
Jan Bremmer es Presidente del Eurasia Group, una consultar�a de an�lisis de riesgos pol�ticos, y autor de The J Curve: A New Way to Understand Why Nations Rise and Fall.
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